El proyecto «Sinergia Brasil – Italia – Conectar – Descubrir – Identidade» surge con el propósito de construir un puente entre dos países que, aunque separados por un océano, comparten valores profundos y aspiraciones comunes. Su objetivo principal es fomentar un diálogo auténtico basado en el aprendizaje mutuo, promoviendo la colaboración en la defensa de la biodiversidad, la preservación de las culturas locales y el fortalecimiento de la identidad de cada territorio.
Este proyecto parte de una reflexión sobre un desafío común: la relación entre turismo y territorio. Por un lado, el turismo es una herramienta poderosa para dar visibilidad a los lugares, impulsar la economía local y fortalecer el sentido de pertenencia. Por otro, si no se gestiona con responsabilidad, puede poner en riesgo las mismas características que hacen único a cada destino.
Entonces, ¿Cómo convertir el turismo en un motor de conciencia y protección, en lugar de convertirse en un factor de riesgo que fomenta la explotación?
Nos gusta pensar que la clave está en la cooperación y en la adopción de buenas prácticas que respeten la identidad local. A través de un enfoque ecosistémico y sostenible, y un diálogo constante entre todos los actores involucrados, el proyecto busca empoderar a las comunidades locales en el sur de Brasil, promoviendo su cultura y conocimientos tradicionales, mientras que para los jóvenes de Italia representa una oportunidad de aprendizaje intercultural.
«Sinergia Brasil – Italia» no solo conecta territorios, sino que también une personas, saberes y visiones, demostrando que el trabajo conjunto es el camino para proteger y valorar lo que hace especial a cada comunidad.
PRAIA DO ROSA
En la encantadora Praia do Rosa, en Garopaba, los pescadores artesanales han revelado los desafíos que enfrentan cada año durante la temporada de la Tainha. En este período, la pesca tradicional, practicada durante generaciones, es fundamental para la subsistencia de muchas familias locales.
Sin embargo, la creciente presencia de surfistas que, en ocasiones, pasan por alto las normativas impuestas para proteger la actividad, ha generado conflictos y preocupación en la comunidad pesquera. Esta situación pone en evidencia la necesidad de un turismo más consciente y respetuoso, donde las distintas actividades puedan coexistir en equilibrio, garantizando tanto la preservación de la cultura local como la sostenibilidad del territorio.
La ciudad es uno de los principales puntos de avistamiento de ballenas en Brasil, más específicamente de la ballena franca austral (Eubalaena australis), que visita cada año las aguas de Garopaba. Entre julio y noviembre, estos majestuosos cetáceos migran desde la fría Antártida para reproducirse y amamantar a sus crías en aguas más cálidas y seguras.
Hoy en día, el turismo responsable de observación de ballenas por tierra se ha convertido en una alternativa sostenible, que contribuye a la conservación de esta especie – así como su descanso y su delicada fase de lactancia – aún vulnerable.
LAGOA ENCANTADA
Sin embargo, aunque ven en el turismo una oportunidad para compartir su cultura y generar ingresos, también temen que un desarrollo descontrolado pueda degradar la biodiversidad y alterar los equilibrios cósmicos que rigen su conexión con la naturaleza.
Es más, los propios niños me contaron que si algún pececillo acaba accidentalmente en la charca equivocada, lo devuelven al lago; muchas veces lo cuidan y lo hacen crecer antes.
Mientras tanto, al final del «recorrido» por el lago, conectado con el mar, encontramos la playa, donde perros, niños y pescadores «momentáneos» inventan la pesca para divertirse.
MERCADO DO PRODUTOR
El Mercado do Produtor de Garopaba es un mercado local parcialmente financiado por el municipio de Garopaba y gestionado íntegramente por quienes lo utilizan. Este espacio no solo promueve y valoriza los productos locales, en su mayoría de origen biológico, sino que también representa un punto de encuentro para la comunidad.
Desde frutas y verduras frescas hasta productos artesanales para el cuidado del cuerpo, el mercado es un reflejo del compromiso con la sostenibilidad y la identidad territorial. Además, cada sábado por la mañana, el ambiente se llena de música y de los colores de la naturaleza, brindando tanto a los habitantes como a los visitantes una experiencia auténtica que refuerza el vínculo entre la producción local y la cultura de la región.
SEU JOAQUIM Y FAMÍLIA
La artesanía local es otro pilar fundamental de la identidad de la región, un saber que resiste al tiempo gracias a familias como la de Seu Joaquim que, con determinación, han mantenido viva la tradición de la Esteira de Taboa y de Junco, así como la elaboración de sombreros de paja de butiá. Durante años, vieron cómo su arte caía en el olvido: cada vez tenían menos ventas, pocos conocían su trabajo y, a veces, ellos mismos dudaban de su valor.
El turismo de base comunitaria les devolvió mucho más que ingresos; también recobraron su seguridad y un profundo sentido de pertenencia. Además, se emocionan volviendo a contar sus historias de la infancia, cuando no entendían el valor de su tradición y del trabajo familiar.
Volver a ver sus manos moldear la taboa con orgullo, transmitir su saber a las nuevas generaciones y recibir la admiración de quienes valoran su arte ha sido un renacer. Para ellos, se trata de sentir que su historia y su identidad vuelven a ser parte del presente. Hoy, cuando miran sus creaciones, no ven solo fibras entrelazadas, sino el testimonio vivo de una cultura que, contra todo pronóstico, sigue latiendo.
En lo alto de Morro do Fortunato se encuentra el Quilombo de Garopaba, un lugar de memoria, resistencia y renacimiento. Un quilombo es una comunidad formada por descendientes de africanos esclavizados que, siglos atrás, escaparon de las haciendas coloniales para construir sus propios espacios de libertad.
La sensación que esta maravillosa comunidad produce es que los tiempos del aislamiento se acabaron hace mucho tiempo; al contrario, se abren a intercambios culturales y educativos, dejando a los jóvenes que viven y aman sus tradiciones.
Hoy en día, el Quilombo de Garopaba no solo abre sus puertas al mundo, sino que también ha desarrollado un fuerte sentido de acogida y el deseo de compartir su historia. Ahí el calor humano, la generosidad y la alegría son un abrazo constante.
Y no se puede hablar del quilombo sin mencionar su hermoso huerto de “Hilàrio Verduras Orgânicas” y los dulces y panes caseros de Mercedes, Isabel, Gloria, Dinha que llevan en su mayoría cada semana al Mercado do Produtor.
En la Horta de Hilário Verduras, Ana y Paula me confiaron su conmovedora historia: la de un padre y sus dos hijas que, por mucho tiempo, no comprendieron la profundidad de su legado. Sin embargo, todo cambió cuando él sufrió un grave accidente. Con valentía y determinación, las hijas tomaron las riendas de su sueño, transformándolo en un motivo de orgullo para toda la comunidad. No solo lo mantuvieron vivo, sino que lo hicieron crecer y evolucionar hasta convertirlo en una joya oculta, una atracción turística “para pocos” que, con su paisaje impresionante y el calor humano del quilombo, se ha vuelto un punto de encuentro único.
Hoy, ese huerto no solo alimenta a toda la familia, sino que también simboliza la fuerza de quienes luchan por preservar sus raíces y construir un futuro digno sobre ellas.
El turismo que queremos promover es un turismo que nace desde y para la comunidad, donde los protagonistas son quienes habitan y protegen el territorio. Un turismo lento, consciente y sostenible, que respeta los tiempos de la naturaleza y las tradiciones locales, asegurando que la llegada de visitantes no altere los equilibrios ecológicos ni la identidad cultural.
Es un modelo que no busca reemplazar actividades esenciales como la pesca, la agricultura o el artesanato, sino complementarlas y revalorizarlas, generando oportunidades sin comprometer el futuro de las comunidades.
Autora: Simona Signorile.
Para saber más, mire el artículo de Sergio PInheiro en JUNTANZA: https://diversity-development.com/es/juntanza/a-experiencia-de-turismo-comunitario-e-cultural-na-costa-catarina-litoral-sul-do-brasil/
Felicidades, están logrando un tejido social artístico que eleva la autoestima. Observando esta experiencia, latinoamérica puede mirarse a su interior en lugar de seguir admirando al norte para irse. Si bien migrar y vivir en otras partes del mundo es un derecho, también ayudar a cuidar es una obligación, donde sea que vivamos. Por su parte cuando uno es turista, ayuda a cuidar, visitando, comportándose con respeto a la naturaleza, difundiendo y también expresando sus necesidades de visitante a los anfitriones para que podamos mejorar. Por último, celebro que se trate de familias preparando sus lugares para los visitantes, nosotras creemos que la familia, así sea de dos personas (abuelo, nieto por ejemplo), es base social sólida para una transmisión intergeneracional constante de estos patrimonios que se van construyendo día a día.
Gracias Simona, Claudia e todos os parceiros que apoiam o Turismo de Base Ciltural e Comunitário (TBC) na Costa Catarina. Talvez o principal resultado dessa visita da Simona tem sido «teacender» a motivação nas comunidades, nos técnicos e demais atores do território. Somps teimosos e insistentes mas também cansamos, e essa energia e entusiasmo vindo de pessoas de fora c9ko a Simona renova nossas forças e esperanças na continuidade desse processo.
#brasilitalia. Mucho más que #turismorural, dignidad y construcción de una nueva comunidad local…
Desde el Litoral Sur de Brasil, un testimonio fresco y vital de Simona Signorile, involucrada y comprometida con un territorio dinámico donde cada actor se esfuerza por vivir dignamente a nivel personal/familiar, y luchar – desde su espacio – por un mundo mejor. Gracias amigos y amigas brasileños/as, nos muestran qué se puede hacer con pocos recursos y una energía desbordante.